Ciertamente, para criticar a una persona, solo basta con una
mala mirada o un gesto. La crítica se define como el comentario que hacemos de
alguien sin ninguna contemplación. Puede ser una crítica constructiva o una
destructiva, ( la buena y la mala), entre estas dos, observamos que el 90%
suele ser una mala crítica.
Cuando condenas a los demás, ese sentimiento se expande en
todas las direcciones, y puede incluso salpicarte a ti. Es más, lo que más
juzgamos de los demás son nuestras propias negatividades proyectadas hacia
afuera.
La mayoría de nosotros emitimos estos juicios con facilidad.
Al hacerlo, sentimos una cierta satisfacción que nos hace sentirnos superiores.
Las personas que se dedican a juzgar a los demás,
generalmente:
- Suelen detestar gran parte de su vida y por eso intentan intoxicar a los demás con sus juicios.
- No se sienten satisfechos con lo que hacen
- Se sienten atormentados por ciertas decisiones tomadas
- Se irritan con facilidad
¿Cómo podemos emitir juicios no dañinos?
Pues para conseguir esto debemos propiciar un cambio. Las
críticas están unidas a la intimidad emocional, es decir, cuanto más cercanos
somos a alguien, más probabilidad hay de encontrar cosas suyas que nos
desagradan.
Las críticas formuladas con comprensión y respeto fomentan
el cambio, y si además el que las recibe se muestra abierto y con ganas de
aprender, pueden fortalecer la relación.
¿Cómo podemos dejar de juzgar a los demás?
- Haz una pausa cuando tengas un pensamiento prejuicioso: Esto te ayudara a aprender a ponerles freno, ya que son automáticos. Deberás analizarlos y ver por qué te molestan tanto.
- Desafía a tu pensamiento: Una vez que ya lo has reconocido, deberás desafiarlo. Para ello debes pensar en las suposiciones que haces sobre las personas. Por ejemplo: al pensar "No puedo creer que ella deje que su hijo salga así de la casa" estás asumiendo que esa mujer es una mala madre o que no se preocupa por su hijo. Sin embargo, en realidad es posible que la madre haya tenido una inusual y ajetreada mañana, y se sienta avergonzada de que su hijo use una camiseta con una mancha o él tenga el cabello desordenado.
- Trata de entender: Encuentra en tu interior una manera de excusar tu comportamiento y de justificar esa situación.
- Identifica las fortalezas de esa persona. Al pensar en las cosas que te gustan, dejarás de juzgarla y aprender a apreciarla.
- Busca como lograr tus metas. Como hemos dicho antes, los prejuicios son las debilidades proyectadas hacia afuera. Por lo tanto centrarte en alcanzar tus metas, te llevará a estar menos atento de los fallos de los demás y concentrado en tus objetivos.
Recuerda que el respeto es la clave de toda relación.
M.M.F
Psycospirity
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