
Aquí surge un problema moderno, la diferencia entre la imagen que se
muestra, que se quiere y la realidad, cada persona dispone de un escenario en
el que se enseña a todos sus espectadores, que lejos de mantenerse en la
butaca, observan y hacen lo mismo desde otro escenario. Se crea un reto que
nunca se podrá ganar, el lograr y mantener la imagen perfecta. La preocupación
por la imagen personal va en aumento, y pese a que ha sido estereotipado hacia
mujeres jóvenes, cada vez menos se distingue entre sexos y edades, siendo cada
vez más las personas atentas a su propio reflejo buscando, para resaltar
virtudes y ocultar defectos.

Tener una percepción negativa de la propia imagen no se considera
psicopatólogico, pero es un factor a tener en cuenta para el Trastorno
Dismórfico Corporal. Sin entrar a
valorar el grado, los síntomas que se relacionan con este trastorno son los
siguientes:
- Pensamientos obsesivos, ideas o creencias delirantes sobre los defectos.
- Conductas compulsivas relacionados con esos defectos. Comportamientos repetitivos ritualizados (colocar el pelo ocultando una parte del rostro, aplicar maquillaje, comprobar en múltiples ocasiones la propia imagen en un espejo...). Perfeccionismo, realización de excesivo ejercicio físico, someterse a cirugías estéticas, restricciones extremas de dieta.
- Síntomas de trastorno depresivo mayor y/o ansiedad.
- Aislamiento social autoimpuesto. Pensando o imaginando la actuación de los demás frente a los defectos. Evitación de ciertos lugares o en ciertos momentos, no ir a gimnasios o solamente salir de noche.
- Baja autoestima. Inferioridad. Vergüenza.
- Comparaciones obsesivas con los demás.
- Bajo rendimiento laboral o académico. Falta de concentración.
- Problemas para iniciar o mantener relaciones de amistad o pareja.
Cuando la vida cotidiana se bloquea o se ve interferida, se vuelve
necesario intervenir. La terapia cognitivo-conductual, en este caso, se basa
principalmente en la reestructuración de los pensamientos y la percepción y la
eliminación de esas conductas ritualizadas o de seguridad y ha demostrado ser
eficaz para reducir el malestar que acaba provocando este trastorno.
Vivimos en una época en la que el bombardeo de cuerpos y rostros "perfectos"
combate con el de la defensa de cuerpos y rostros "reales". Sin
embargo, el ideal de belleza en la sociedad lo decidimos entre todos, a lo
largo de la historia ha cambiado cientos de veces, y, en realidad,
individualmente, cada uno tiene el suyo en cada momento de su vida.
Javier Rodríguez
“La belleza que atrae rara vez coincide con
la belleza que enamora”
J.Ortega y Gasset
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